¿Quemar o no quemar?

Blog estudiantes

Fallas, Patrimonio

12 diciembre 2017

Entrada realizada por Belén Fernández García y publicada el 25 de septiembre de 2017 en su blog de trabajo.

Declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2017, las Fallas, siguen generando amplios debates sobre su insólito desenlace.

Infantil

Falla Infantil-Plaza del Ayuntamiento (Belén Fernández García)

Las fiestas valencianas que en su origen tenían el fin de celebrar el inicio de la primavera, dejando paso a lo nuevo al quemar lo viejo, han ido transformándose de diferentes formas a lo largo de los años. Actualmente, son los monumentos falleros o fallas, los que recogen la esencia de lo que fueron antaño estas fiestas. A través de estos, se satiriza sobre la actualidad de la sociedad desde la visión del pueblo. Más tarde, se queman para simbolizar el fin de algo que debe cambiar, es decir, con el fuego se pretende acabar con lo viejo para dar paso a lo nuevo, a un cambio, igual que en sus orígenes.

En este punto es cuando surge el debate: ¿deberían quemarse los monumentos? o, ¿conservarse dada su importancia social, su belleza artística y su trabajo?

No resulta complicado explicar por qué se acaban quemando lo que generalmente se consideran ‘obras de arte’, como ya se ha mencionado anteriormente, lo realmente difícil es llegar a comprender por qué se hace. Y en esto, entra en juego el contexto, como bien dice la artista fallera Anna Ruíz:

«También entiendo falla como el momento en el que se corta la ciudad, sus calles, y se introducen elementos que interrumpen la cotidianidad. Si no se da ese contexto, con la música y otros elementos, no lo es […] En otro contexto, es una instalación, no es falla».

Por esta razón, la gente ajena a Valencia o a sus tradiciones y costumbres, no termina de comprender el verdadero significado de las fallas. Lo más oído entres los falleros cuando se les pregunta qué son o por qué se queman, es: «tienes que vivirlo para entenderlo». Para ellos, es una forma de vida, un sentimiento que va más allá de lo que se puede explicar con palabras. Pablo Mazo, Director de Relaciones Internacionales de Heineken España, lo resume de una manera muy acertada en el siguiente vídeo: ¿Por qué se queman las fallas?

«los valencianos dicen que las fallas se queman por motivos fundamentalmente emocionales, mucho más que racionales».

Por el contrario, los turistas son los que se mantienen más escépticos a esta teoría y se quedan únicamente con lo que ven, con los monumentos y la locura que supone para ellos que, semejantes creaciones tan costosas, acaben reducidas a cenizas. Cómo todo el trabajo y la inversión que supone su elaboración puede destruirse de una forma tan simple y que eso sea motivo de celebración, es lo que resulta difícil de comprender por muchas formas en las que se explique.

Bajo estos pretextos, siempre habrá diversidad de opiniones y serán tanto valencianos como turistas los que sean a la vez detractores y amantes de las fallas. Todo dependerá del punto de vista y del sentimiento que se llegue a alcanzar con los monumentos y las fiestas que los envuelven.